SOBRE LA INTENCIÓN ©

Dice el físico Thomas Campbell en su Teoría del Todo, My Big Theory of Everything, que es una propiedad fundamental de la consciencia, que la INTENCIÓN focalizada pueda modificar las probabilidades futuras, dentro de los límites impuestos por el principio de incertidumbre.

Explica que la INTENCIÓN dirige nuestras decisiones, que varían desde buenas a terribles, y que tenemos LIBRE ALBEDRÍO para elegir lo que decidimos hacer cuando interactuamos con los demás, con el resto de seres vivos. La calidad de estas interacciones, y de las decisiones que conllevan, alteran la ENTROPÍA, el desorden de nuestra consciencia. Tomar buenas decisiones basadas en buenas intenciones, depende de la calidad de nuestro depósito de conciencia. Este no mejora con acciones correctas o resultados correctos, mejora con intenciones y motivaciones correctas, que son el único camino hacia las acciones correctas.

Thomas Campbell explica que hay tres partes en esto: 1) La INTENCIÓN que hay en lo que decimos, pensamos o hacemos, que suele no ser consciente; 2) La ACCIÓN, derivada de esa intención; y 3) el RESULTADO, que es el EFECTO de nuestra intención y de la consiguiente (re-)acción.

Es importante que tengamos claro que no es lo mismo REACCIÓN, ACCIÓN y RESULTADO. Desde la perspectiva de Mindfulness, la reacción es automática, mientras que la acción es consciente. Tenemos LIBRE ALBEDRÍO y cada vez que lo ejercemos, y lo ejercemos muchas veces cada día, se produce un RESULTADO. Siempre hay un resultado interno a partir de nuestras acciones y reacciones, y normalmente también suele haber un RESULTADO externo. El resultado interno afecta a la calidad de nuestro depósito de conciencia, según la calidad de nuestra INTENCIÓN. El resultado externo afecta a otros, así como a nosotros mismos, y genera consecuencias y seguramente una reacción. Una mala intención daña a su creador (resultado interno) independientemente del resultado externo. Así que tomémonos un poco de tiempo para nosotros y focalicemos nuestra intención. Las buenas intenciones, con atención consciente (la cualidad más perceptible de nuestra conciencia), pueden aumentar el ritmo de nuestro progreso inmensamente. Todos podemos aprender.

Con nuestra INTENCIÓN podemos cambiar algunas cosas. No todas, por supuesto. Por ejemplo, por mucha intención que pongamos no podemos hacer que llueva hacia el espacio exterior en vez de hacia la Tierra porque con nuestra intención no podemos modificar las leyes de la física. Por otra parte, nuestra intención podría entrar en conflicto con la intención de otro/s así que por muy buenas intenciones que tengamos para resolver un conflicto o problema el resultado esperado podría no producirse. Los otros también tienen libre albedrío y eligen, como nosotros, y en ese sentido, sus elecciones e intenciones modifican y afectan a nuestras vidas. No podemos controlarlo todo. Aun así tenemos mucho “margen de maniobra” en esta realidad física en la que vivimos.

Por una parte, están nuestras INTERPRETACIONES PERSONALES, que lo modifican todo. Aunque veamos un mismo hecho, cada uno de nosotros lo interpretamos de una manera diferente. Y en ese sentido cada uno creamos nuestra propia realidad. Así que si interpreto que algo es muy difícil y que no voy a poder hacerlo me resultará más difícil y me sentiré peor que alguien que interpreta que es un reto y que posiblemente lo va a conseguir, y que aunque no lo consiga, habrá vivido una aventura. Esta última persona será más feliz que la primera. Podemos elegir cómo ver las cosas. Podemos poner intención en ello. Es una elección que suele ser inconsciente y que podemos hacer consciente. Y desde luego no hablo de nada que sea inaceptable. Este es uno de los logros que fácilmente podemos ver tras la práctica de Mindfulness, hacemos consciente aquello que es inconsciente y de esta manera mejoramos nuestras vidas.

Por otra parte, están nuestras INTERACCIONES con los demás. Por ejemplo, si abusamos de otros, somos desagradables o les hacemos la vida difícil terminarán apartándose de nosotros. Nuestras palabras y acciones provocan esta reacción. Y en ese sentido también creamos nuestra realidad con nuestra intención.

Por último, y muy importante, nuestra intención modifica las probabilidades futuras de que algo suceda de una manera o de otra. (Lee esta frase otra vez). Aquellas cosas que sean más inciertas son las más sencillas de modificar con nuestra intención consciente. Pero cuando hablo de intención no me refiero a una intención intelectual o de pensamiento porque eso no es más que un deseo y todos sabemos que con sólo desear algo no lo vamos a obtener. La intención tiene que venir de nuestra conciencia, de nuestro centro, para que sea poderosa y modifique las probabilidades futuras. Y en ese acto de INTENCIÓN nuestra atención tiene que estar bien focalizada y estar clara, sin pensamientos. La meditación es el modo de acceder a ese lugar desde el que focalizar la atención de una manera clara, la conciencia, el centro de la mente. Podemos tener algo de control sobre la realidad en la que vivimos y podemos aprender a hacerlo. Podemos poner INTENCIÓN y aprender a traer BIENESTAR a nuestras vidas.

Cuando practicamos Mindfulness podemos tener la intención de hacerlo para tener la mente en calma y un corazón amable para los demás y para nosotros mismos. Y con la práctica lo vamos consiguiendo. De esta manera aprendemos a vivir conscientemente con amor, y aprendemos a relacionarnos mejor con la vida y sus circunstancias, aunque se presenten difíciles.

Paramahansa Yogananda, fuente de sabiduría y amor incondicional, decía que no importaba lo mal que se comportasen con él o que reaccionasen contra él hiriéndole ya que no podían hacerle reaccionar con malicia, enfado u odio. Enseñaba que la acción consciente, en lugar de la reacción automática, el autocontrol, tiene un poder tremendo: «Como una flor derramamos pétalos de amabilidad cuando otros nos agravian, o su odio nos ataca o su indiferencia nos hunde». Con nuestras mejores intenciones, con acción, autocontrol y un comportamiento ético y correcto, al final comprendemos que somos parte de una Fuente de Amor y Compasión Eterno, de algo que es mucho más grande que nosotros mismos, y en ese momento, sabemos que ya no pertenecemos a las maldades de este mundo.

¡SEGUIMOS NUESTRO DÍA con las MEJORES INTENCIONES!

Elena Alfaya Lamas ©